La idea surge simplemente a partir de mis preferencias poéticas. Siempre me ha gustado más escuchar a los propios poetas leyendo sus versos que a lectores contratados.
En algunos casos se han planteado numerosos problemas, en otros casos menos. Hay poetas que grabaron discos con sus voces, por ejemplo. Todo depende de cuándo se murieron. Si murieron hace veinte años dejaron poco grabado, o en sitios diferentes y eso hace la tarea complicada. Además, normalmente eran grabaciones malas, sin calidad. Pero ahora los poetas tienen sus grabaciones y eso simplifica mucho. De hecho, se hacen grabaciones en estudio para la editorial.
En cuanto a las ventas, la verdad es que está funcionando muy bien. El precio aumenta sólo unos euros respecto al precio del libro y eso ha hecho que el público responda bien, incluso mejor que cuando se vendía sólo el poemario.
Hoy [hablamos en Liber] ha salido Neruda y próximamente publicaremos los cuentos de Onetti y a Colinas. Son autores consagrados. No me planteo de momento editar en la nueva colección a los poetas últimos.
Buscando libros que a la gente le puedan interesar. Ése ha sido siempre el procedimiento. Junto a eso, presentando a autores desconocidos con el firme convencimiento de que van a interesar a los lectores.
Eso no lo ha habido nunca. Es mentira. Un bulo. No ha existido ni va a existir. Y ahora menos. Eso de editar un libro porque te gusta... Algunos lo hacemos, pero sólo de vez en cuando.
Claro, como lo han sido toda la vida. Incluso los editores de las nuevas y pequeñas editoriales. Todos somos comerciantes.
Muchas cosas. En sentido comercial, ahora hay más librerías, más puntos de venta, el comercio con Hispanoamérica es más fluído... Y en sentido literario la gran diferencia es que te enteras mejor de lo que se edita en otros países. En definitiva, la situación cambia mucho porque ha cambiado mucho el mundo en sí.
El gobierno hace lo que puede, pero lo que puede es muy limitado. En cultura no creo que se atrevan a cambiar el precio fijo. Se han hecho experiencias en Inglaterra y otros países y han sido un fracaso. ¿Y qué más puede hacer el gobierno? Lo de la gratuidad de los libros de texto es una parida, es el mayor error que puede hacer nadie porque destroza a las librerías y a los autores. Por lo que yo sé, que es poco, el gobierno pensaba hacerlo y se echó atrás. Luego lo han hecho alguna comunidad autónoma, pero se van a dar cuenta de que es un error. Y no sólo es una faena para las librerías, sino para los autores. De hecho, los autores deberían protestar más que las librerías porque les machaca, les hunde un normativa así.
Una feria del libro como ésta ya no tiene el atractivo que tenía antes. Antes se venía a ver las novedades, a ver los libros... Pero ahora con internet existe la posibilidad de colgar todas las novedades de modo instantáneo y por tanto no hay sorpresas en ese sentido. También para contactos comerciales sirve internet, además de que ahora se va y se viene mucho de Hispanoamérica. Por otro lado, el hecho de que Grecia sea país invitado tampoco significa nada especial para mí. Es el cuarto año que viene. Si ahora es invitado supongo que será para que nos inviten ellos a nosotros otro año, no veo otro motivo. En nuestra editorial hemos publicado libros de poetas griegos y es posible que sigamos haciéndolo, pero lo publicaremos porque los conocemos y hay relaciones, no por Liber.