DVD ediciones nace hace diez años y este mes publicará el número 100 de su colección de poesía. Siempre ha sorprendido esta editorial por su diseño -obra del editor, Sergio Gaspar- y por el carácter de sus autores. Con motivo de su efeméride poética, decidimos ir a Barcelona a conocerles. En el restaurante “Comme-Bío”(muy recomendable, por cierto) departimos amistosamente con Eduardo Moga, co-director de la colección de poesía, sobre una editorial que nació en medio de la crisis y que perdura muy saludablemente. Como DVD ediciones aún no tiene web, esta entrevista funciona también como presentación, oficial y más o menos en primicia, de los orígenes y porqués de una de las cinco editoriales poéticas imprescindibles del país.
Lo primero que suele haber en una web es una sección de presentación, un quiénes somos. Empecemos por el principio, por los orígenes.
DVD ediciones (por DaViD, el padre de Sergio Gaspar) nace de la mano de Sergio en 1996. Arrancó con varias colecciones: una de poesía, una de narrativa y otra miscelánea, de carácter periodístico (“Actual/Eterno”), que ya se ha clausurado; más adelante abrió incluso una colección de literatura en catalán (“L’Illot”). Las que a fecha de hoy perduran son las dos primeras: la de poesía (DVD poesía) disfraces cosplay y la de narrativa (“Los 5 elementos”). El codirector inicial de la colección de poesía, durante el primer año y medio de la editorial, fue el poeta, crítico y narrador barcelonés José Ángel Cilleruelo. Los dos títulos con los que se arrancó fueron Cobalto, de Esther Zarraluki, y Ciudad del hombre: Barcelona, de José María Fonollosa.
¿Por qué empezar por estos dos títulos?
No participé en el nacimiento de la editorial, pero sí te puedo contar algunos motivos. En el caso de Esther Zarraluki fue porque, a principios de los 90, había un grupo de poetas en Barcelona con vínculos poéticos y personales, y con conciencia de grupo, que mantenían una tertulia en el “Bauma”, un bar de la Diagonal. Eran un conjunto de escritores tradicionalmente conectados con la literatura en Barcelona, de diferentes orígenes, aunque todos vivían y trabajaban aquí: José Ángel Cilleruelo, Sergio Gaspar, Esther Zarraluki, Albert Tugues, Federico Gallego Ripoll, Rodolfo Häsler... Publicar a Esther fue un reconocimiento a ese grupo y a su trayectoria. Por cierto, el título 99 de la colección de poesía es otro libro de Esther: Dónde.
En cuanto a Fonollosa, fue José Ángel Cilleruelo quien lo aportó. A Sergio le interesó enseguida. Fonollosa tenía una gran parte de su obra inédita y DVD ediciones quiso apostar por ella, lo que, además, supondría un descubrimiento, porque ya había fallecido y era prácticamente desconocido; y ha funcionado: va por la cuarta o quinta edición, y se ha convertido, de hecho, en un nuevo clásico castellano del siglo XX.
¿Cómo se le ocurre a Sergio Gaspar meterse a editor?
Sergio venía de la poesía ejerciente (con dos títulos publicados, Revisión de mi naturaleza y Abén Razín, ambos excelentes, y muchos destruidos) y se reconvirtió en editor porque le pareció que su energía creativa y vital tomaba ese camino. A partir de la tertulia del “Bauma” y de sus experiencias editoriales previas (él ya había colaborado con diferentes editoriales), comenzó DVD ediciones.
Supongo que diez años han dado para escribir ya un manual de edición. ¿Cuáles son las grandes trabas en el trabajo editorial?
La primera traba, y la principal, es ser editor de poesía. La poesía está en los márgenes del mercado. En buena medida, es antieconómica, por no decir ruinosa, y, por lo tanto, apenas puede sobrevivir sujetándose estrictamente a las leyes de la oferta y la demanda. Es un género hiperminoritario, con un público fiel, ciertamente aguerrido, pero escaso. Y hasta cierto punto, entre paréntesis, está bien que sea así. Pero no deja de ser un inconveniente desde todos los puntos de vista: material, económico, de presencia, de difusión, de conocimiento.
Otra gran traba que hay que señalar es que ni siquiera los poetas compran libros de poesía. Sergio afirma que si cada persona que dice interesarse por la poesía, comprara tres o cuatro libros de poesía al mes, la salud del sector sería infinitamente mejor.
Un tercer problema es que la gran mayoría de la gente escribe mal. Digámoslo con más suavidad: hay un gran hiato entre la calidad que nosotros advertimos en las obras que nos llegan y la que sus autores creen que tienen. La inmensa mayoría de los autores considera que su obra es extraordinaria, y nosotros no compartimos ese parecer. Eso produce chirridos -en la comunicación con los autores, en el manejo de los originales...- y genera mucho trabajo entre bambalinas, que dificulta, en alguna medida, la gestión de la empresa. En general, hay una notable falta de cultura poética entre quienes quieren ser poetas, lo cual es sorprendente: es como si alguien pretendiera ser médico sin haber visto nunca a un enfermo.
¿Cuáles son los criterios de selección que manejáis para estos originales?
La respuesta fácil y socorrida es la calidad, pero con eso no estamos respondiendo a nada. ¿Qué es la calidad? Desde el principio, DVD ediciones ha intentado atender a las propuestas de los poetas españoles, preferentemente jóvenes (entre los 20 y los 40 años, porque nos parecía un segmento especialmente desatendido), y a la traducción de poesía extranjera poco, nada o mal vertida al castellano. Tampoco hemos desdeñado a los clásicos propios.
Nos gusta que los libros que nos llegan tengan una textura propia: que no sean lo manido, lo previsible, lo habitual; que no sean lo que ya estamos acostumbrados a leer en infinidad de poemarios más o menos brotados de los sentimientos de sus autores. Lo que nos interesa es que tengan algo -no sé ahora mismo decirte bien qué es- que nos parezca nuevo o distinto. No nos importa que sea incluso árido o difícil, siempre y cuando observemos ahí, como lectores, algo diferente e imprevisto.
Pero no diría la verdad si me quedara aquí. Tengo que añadir que la calidad, entendida como te acabo de indicar, también la ponemos en relación con el proyecto estratégico de la editorial. Hay que valorar si esos autores (además de escribir bien y hacer una propuesta novedosa) pueden aportar algo más a DVD ediciones: en forma de vínculos con los medios culturales, de pertenencia a grupos poéticos consolidados, de proyección futura que podamos intuir. Si la calidad se acompaña de esto, miel sobre hojuelas: mentiríamos si dijéramos que no lo tenemos en cuenta. Pero tampoco me gustaría dar la impresión de que atendemos sólo a los aspectos, digamos, de conveniencia. No. Sobre todo juzgamos el texto. Ahora bien, la calidad es condición necesaria, pero no suficiente. Nos parece que la supervivencia de la editorial también se juega en este terreno, no sólo en el de la calidad de los textos. Y esa supervivencia es lo que te permite publicar después a más jóvenes desconocidos. Es un factor que se retroalimenta.
¿Qué papel tiene la distribución en todo este mundo editorial?
Editar es distribuir. Y la frase no es mía, sino de Mario Muchnik, que de editar algo sabe. Es el cuello de botella insoslayable por el que ha de pasar cualquier producto editorial, si lo que quiere es competir en el mercado. Por lo menos a fecha de hoy, y de acuerdo con el desarrollo actual de las nuevas tecnologías, no hay manera eludir el peaje de la distribución, y resulta esencial para la supervivencia de cualquier editorial. Exagero y provoco un poco, pero cuanto mejor sea la distribución, tanto mejor será la editorial. Fíjate, además, que los autores que quieren publicar en una determinada editorial tienen en cuenta, sobre todo, su distribución. ¿Cuáles son esas editoriales? ¿Quieren publicar en la colección de poesía de la diputación provincial de X, o en la del ayuntamiento de Z, o prefieren hacerlo en DVD ediciones, o en cualquier otro de los sellos destacados del país? Y ¿por qué quieren publicar ahí? Porque van a las librerías y los libros que encuentran son los de estas editoriales. Lo que buscan es una distribuidora que les permita hacerse visibles en los puntos de venta, darse a conocer al público en general. Este es uno de los mejores indicadores de la necesidad de tener una buena distribuidora, y de lo vinculadas que están la calidad editorial y la calidad de la distribución.
Revisemos el paisaje poético. ¿Cómo está el panorama en Barcelona?
Es un paisaje activo y diverso, en el que, junto a los autores sénior, como Enrique Badosa, José Luis Giménez-Frontín, Luis Izquierdo o Jesús Lizano, hay un nutrido grupo de excelentes poetas en castellano de una generación intermedia -entre cuarenta y cincuenta años-, como Ramón Andrés, Cilleruelo, el propio Sergio Gaspar, Esther Zarraluki, Concha García, entre otros… También hay jóvenes autores interesantes, como Christian Tubau o Joan de la Vega. A Christian lo incluí en la antología Poesía Pasión. Doce jóvenes poetas españoles (Libros del Innombrable, Zaragoza, 2005).
En cuanto a la poesía en catalán, no la conozco lo suficiente, por desgracia. Hay un cierto déficit de intercambio entre ambas orillas lingüísticas, y la comunicación no es todo lo fluida que debería ser. La última iniciativa de que la que ha habido noticias –porque levantó una cierta polvareda mediática y una no menor polémica interpoética- fue el fenómeno de los imparables, un grupo de poetas jóvenes, antologados en el libro homónimo. Ahí están Sebastià Alzamora, Joan Elies Adell, Héctor Bofill; hasta nueve. Creo que conforman un grupo por lo menos digno de atención.
¿Y no hay centros culturales?
Hay tertulias, las actividades patrocinadas por la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña y el Ateneo barcelonés, revistas alrededor de las cuales se articulan determinadas propuestas (como Barcelona Cero Ochenta, por ejemplo). Y hay, desde hace algunos años, una Semana de Poesía organizada por el Ayuntamiento de Barcelona, con un festival internacional como traca final. Pese a ello, me temo que no existen actualmente núcleos fuertes de irradiación (como Eutopía, como Kosmopoética) en Barcelona, ni en castellano ni en catalán.
¿Puedes hacer un análisis conciso de la situación poética española?
Yo creo que el ciclo histórico del neorrealismo, también llamado poesía de la experiencia, ha acabado, por fortuna. Ahora -ya hace unos cuantos años- se ha abierto una etapa de eclecticismo, de pluralidad de propuestas, muy saludable. En ella está teniendo mucho que ver, precisamente, una nueva hornada de autores jóvenes, que promueven un mayor abanico de estilos, que son respetuosos con las diferentes corrientes ajenas a la suya, y que favorecen el diálogo entre sí. Me parece espléndido. De una situación bipolar, en la que se enfrentaban el neorrealismo y una poesía crítica, de corte vanguardista y experimental, se ha pasado, por la disolución de una de las propuestas, a un estado de ebullición de propuestas diferentes, del cual aún no sabemos qué cuajará. Necesitamos un poco más de tiempo para ver cómo se canaliza todo este hervor. Pero estoy convencido de que saldrá algo importante. Creo que estamos en una época de transición y los autores están buscando un sitio, con algún que otro codazo, pero en general con modales mucho mejores que en la etapa anterior.
Tema espinoso. ¿Cuál es la relación con gobierno e instituciones políticas en Barcelona?
Si te refieres a la relación entre los poetas catalanes en castellano con las instituciones políticas catalanas, en efecto, es un tema espinoso. Los poetas catalanes en castellano –a mí me gusta definirme así- tradicionalmente no hemos recibido ayudas institucionales, ni como poetas, ni como editoriales, ni como revistas, ni como nada. Lo cual nos podría llevar a plantearnos una cuestión previa: ¿son necesarias estas ayudas? Yo no lo sé. Hay gente que opina que no. Simplemente, dejo la pregunta ahí. En cualquier caso, no las ha habido. Sí ha habido apoyo institucional -y lo sigue habiendo- a las manifestaciones literarias en lengua catalana, que, me apresuro a decir, considero necesario. Me parece importante que las instituciones públicas apoyen la difusión y normalización de las manifestaciones culturales en catalán. Como me parece muy necesario que favorezcan las que se producen en valenciano, en gallego, en euskera o en bable. Personalmente, no tengo ningún problema con eso: en tanto que lenguas minoritarias, merecen toda mi simpatía y mi respeto. Ahora bien, generan una asimetría en el trato con muchos otros ciudadanos catalanes, que pagan los mismos impuestos. Sentirte desamparado por tu gobierno genera una cierta incomodidad y un cierto malestar, que, si bien en mi caso no influye en mi creatividad, he de hacer constar como ciudadano. En mi opinión, el gran salto que le queda por hacer a la política cultural de la Generalitat es entender, e interiorizar, que las manifestaciones literarias en castellano de sus ciudadanos también son cultura catalana, y que, por lo tanto, también ellas han de ser protegidas y amparadas.
Mirando hacia delante, ¿qué va a haber ahora en DVD?
Acaban de salir de la imprenta Himnos de Mercia, de Geoffrey Hill, en excelente traducción de Jordi Doce y Julián Jiménez Heffernan, y Tara, el último poemario de Elena Medel. A principios del año que viene, entre otros títulos, aparecerá la poesía completa de Rimbaud, con traducción de Miguel Casado y de un servidor.
¿Y en cuanto a estrategia general?
Resistir a la crisis. La estrategia consiste en sobrevivir. Sergio insiste en que atravesamos una crisis notable, y creo que tiene razón.
Pero hace diez años ya había crisis...
Sí, pero la crisis deja de ser una mera impresión y se convierte en un dato contrastable cuando te llegan las liquidaciones mensuales. Si éstas bajan perceptiblemente durante un espacio de tiempo prolongado, es que hay un problema. En el último año y medio, hemos detectado una mayor atonía en el mercado. Y no creemos que haya sido porque haya bajado la calidad de nuestros libros, sinceramente. Por conversaciones con otros editores, sabemos que no es un problema sólo de DVD ediciones. Muchos están sufriendo un bajón similar y no se explican por qué.
¿Y qué harías para solventar la crisis?
Pues la verdad es que no lo sé. Porque nosotros, como editorial, ofrecemos buenos textos; nos preocupamos por editar bien nuestros libros, y por que tengan un diseño atractivo (de Sergio Gaspar, por cierto); trabajamos codo con codo, y contra viento y marea, con una distribuidora nacional, y hacemos todo lo posible por facilitar su trabajo; mantenemos un canal de comunicación permanentemente abierto con las librerías; cuidamos a los medios para que hagan caso de nuestros libros y publiquen reseñas (y no podemos quejarnos del trato que nos dispensan las revistas y los suplementos culturales)... Hacemos todo eso y, sin embargo, las ventas no están a la altura de lo esperado. ¿Por qué? No lo sabemos. Te sientes totalmente impotente. ¿Qué más puedes hacer? ¿Qué armas le quedan a una editorial? No lo sé. Tampoco quiero transmitir la impresión de que estemos a punto de la quiebra. En absoluto. Lo que pasa es que, íntimamente, no veo ya qué más se puede hacer. Nosotros vamos a perseverar, como desde hace diez años. A partir de aquí, que salga el sol por Antequera.